La optimización de procesos es clave para la mejora de la eficacia de una empresa. Cualquier empresa depende para mejorar su rentabilidad de la eficiencia de sus procesos. Sólo si se emplean las mejores soluciones de gestión de procesos, es posible identificar dónde se producen problemas o errores en el funcionamiento de la empresa, y corregirlos para mejorar su competitividad.
En este artículo abordamos qué es optimizar un proceso, cómo se aplica al ámbito empresarial, y qué beneficios puede tener el análisis y la optimización de procesos para una empresa del siglo XXI que busca optimizar sus recursos y, por tanto, aumentar sus beneficios y destacar frente a la competencia.
¿Qué es la optimización de procesos?
Llamamos optimizar un proceso a la metodología que busca mejorar hasta lograr el mejor funcionamiento de un proceso para que, manteniéndose dentro de los límites establecidos, se minimicen los costes y se maximice el rendimiento y la eficiencia.
En el ámbito empresarial o industrial, esta optimización tiene como objetivo principal mejorar las tareas destinadas a la elaboración de productos o a la prestación de servicios, dependiendo del tipo de actividad que desempeñe la empresa. Esto se consigue a través de la implementación en el funcionamiento interno de distintas metodologías y programas de gestión, como por ejemplo un software de mantenimiento industrial.
¿Cómo gestionar y optimizar los procesos?
Para gestionar y optimizar procesos es necesario cohesionar y coordinar todas las actividades y departamentos dentro de la empresa, a los empleados con sus tareas, a los objetivos con las demandas de los clientes, etc. En definitiva, se trata de acabar con los obstáculos que impiden que las distintas personas, sistemas y áreas de actividad dentro de la empresa, lleven a cabo bien sus cometidos.
Una optimización de procesos correcta debe ser continua y prestar atención a cualquier oportunidad de mejora que surja; además, es importante concienciar a los empleados de que toda la optimización en este sentido busca no sólo mejorar su productividad, sino también hacer más fácil sus tareas. En definitiva, lo que se busca es mejorar la eficiencia y hallar la solución más conveniente para gestionar los recursos.
¿Cuáles son los pasos para llegar a la optimización?
Si bien no existe ninguna metodología estandarizada o única en lo que respecta a la optimización de procesos, sí que podemos definir una serie de pasos que debemos aplicar para optimizar procesos dentro de cualquier organización, y que son en general aplicables a casi cualquier sector. Veamos cuáles son esos pasos.
1º – Identificar el proceso en cuestión y los recursos que utiliza:
En primer lugar es importante definir el proceso en cuestión que queremos mejorar, y qué recursos están utilizándose para llevarlo a cabo (materiales, energía, tiempo, personal, etc). A partir de ahí, podremos determinar qué factores impiden que sea más eficaz y dónde pueden establecerse mejoras.
2º – Dividir el proceso en cada uno de sus pasos:
En esta fase de la optimización de procesos, el objetivo primordial es separar el proceso a analizar en distintas partes, estableciendo qué etapas o pasos se toman para llevarlo a cabo; es importante que todos los pasos queden bien definidos, así como las interacciones y dependencias que se dan entre ellos, ya que esto nos va a servir para identificar dónde es posible llevar a cabo mejoras.
3º – Fijar KPIs para el proceso:
Los KPIs (Key Performance Indicator, o Indicador Clave de Rendimiento) son indicadores que nos permiten medir el nivel de rendimiento de un proceso: permiten obtener una valoración objetiva de su estado, y por tanto establecer mejoras en su eficacia. Para optimizar los procesos, es importante determinar qué opciones hay para aumentar la velocidad a la que se realizan, empleando sólo los recursos necesarios: y en esto -como en casi todo- la tecnología es un gran aliado.
4º – Analizar los resultados y aplicar mejoras:
A partir de los KPIs que establecimos en el paso anterior, podemos analizar los resultados obtenidos respecto de la optimización que es posible realizar en el proceso, y compararlos con los resultados originales o reales del proceso: a partir de aquí, podemos tomar decisiones más acertadas sobre cuáles son las mejoras que podemos aplicar, y dónde llevarlas a cabo.
5º – Monitorización continua:
Finalmente, una vez que hemos aplicado las mejoras y cambios que necesitaba el proceso para ser optimizado, es importante no perder de vista cómo se desempeña y realizar una monitorización continua de los procesos optimizados, para poder realizar ajustes o nuevas mejoras allí donde sea necesario. De nuevo, existen herramientas tecnológicas que pueden ayudarnos en esta tarea.
¿Qué es una respuesta en optimización de procesos?
Dentro de cualquier organización o empresa, es fundamental realizar una gestión de las operaciones que busque la máxima eficacia, optimizando los procesos en cada etapa para, además, mejorar la rentabilidad y la competitividad. Esto no sólo redunda en un beneficio para el funcionamiento interno de la organización, sino que también beneficia a aquellos a los que presta servicios o entrega productos.
Es precisamente este tiempo de respuesta el que se busca mejorar al optimizar cualquier proceso, redundando en una mejora de la eficacia y de la experiencia del cliente, que además mostrará una mayor satisfacción y un aumento de la tendencia a la fidelización.
¿En qué consiste la optimización de procesos de negocio?
La optimización de los procesos de negocio no es más que aplicar la metodología de optimización de procesos a un negocio o empresa, optimizando los tiempos y recursos para mejorar su eficiencia.
Es importante para lograrlo identificar los procesos de negocio, analizarlos, y encontrar los puntos de mejora. Dicha optimización debe ser continua para mantener la eficacia y la competitividad. En definitiva, la optimización redunda en un negocio más eficaz, más resiliente, más competitivo, y que ofrece más valor y confianza a los clientes.
¿Qué beneficios puede aportar la optimización a tu empresa?
Es fundamental ser consciente de la importancia de los procesos en las empresas, y de la necesidad de mejorarlos para optimizar recursos y maximizar la rentabilidad del negocio. Una empresa puede obtener grandes ventajas a partir de la optimización de sus procesos, por ejemplo en las siguientes áreas:
Ventas:
Permite organizar mejor los equipos de venta, definir las tareas específicas de cada parte del equipo, identificar posibles fallos en los procesos de venta, establecer pautas y prioridades con el objetivo de llegar a más clientes, y facilitar las conversiones.
Marketing:
Optimizando procesos en el área de marketing conseguimos mejorar la producción y publicación de contenidos en blogs, redes sociales o páginas web corporativas, además de aportar también beneficios en la gestión tanto de los leads como de los clientes actuales.
Recursos humanos:
La optimización de procesos ayuda a mejorar la eficacia de los departamentos de recursos humanos de una empresa. Al incorporar técnicas y tecnologías de optimización, se mejora la gestión del personal y la incorporación de nuevos empleados para cubrir vacantes o puestos necesarios.
Finanzas:
Al optimizar procesos en la gestión de las finanzas se consigue tener un mayor control sobre las cuentas; también se mejora la toma de decisiones, y la gestión de recursos internos dentro de la empresa.
Escoge las mejores herramientas de optimización de procesos
Es importante además escoger herramientas tecnológicas de calidad para optimizar los procesos dentro de nuestro negocio -por ejemplo, un programa para gestionar partes de trabajo– ya que de ellas dependerá la eficacia de los procesos de optimización que implementemos, y por tanto, la mejora de la rentabilidad de nuestra empresa.
Al fin y al cabo, cuando hablamos de optimización de procesos no estamos hablando más que de saber en todo momento qué queremos, cómo obtenerlo, con qué recursos contamos para lograrlo, y cómo conseguirlo de la forma más económica posible. Y eso es, justamente, a lo que aspira toda empresa que quiera sobresalir en un mercado cada vez más competitivo.
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