En una de sus definiciones, la RAE define “objetivo” como “punto o zona que se pretende alcanzar u ocupar como resultado de una operación militar”. Si trasladamos este concepto al mundo de los negocios, podemos comprobar que el sentido de los objetivos empresariales no se aleja demasiado de los del ámbito castrense. En líneas generales, los objetivos de una empresa podrían definirse como la meta y los pasos necesarios para alcanzarla. Para ello, es indispensable trazar una hoja de ruta clara, especificando todos los recursos y métodos necesarios para lograr dichas aspiraciones. En este sentido, es fundamental contar con procesos bien definidos y con herramientas precisas para optimizarlos, como una aplicación para partes de trabajo. En las siguientes líneas, trataremos de explicar las ventajas de contar con objetivos de una empresa, algunos de los tipos más comunes y cómo definirlos, además de aportar ejemplos y diferenciar objetivos cualitativos y cuantitativos, generales de específicos, entre otras cuestiones. ¡Acompáñanos!

Objetivo general de una empresa: qué es y cómo establecerlo

Según su función, los objetivos empresariales pueden clasificarse como objetivos generales y objetivos específicos. Cuando hablamos de un objetivo general, nos referimos a un propósito que define, de forma clara, específica y práctica las metas que se quiere alcanzar al finalizar un proyecto. Un ejemplo de ello podría ser aumentar el nivel de facturación en un 30% en los próximos 3 años. Los objetivos específicos son los pasos que se definen para alcanzar el hito o aspiración general, con determinación de los indicadores precisos para medir su consecución. Aumentar el equipo comercial o empezar una campaña de email marketing podrían ser algunos de los ejemplos.

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¿Cuál es el principal objetivo de la empresa? Objeto social vs. objetivos sociales de una empresa

El concepto de objeto social está muy relacionado con los puntos anteriores, aunque no debe confundirse con los objetivos sociales de una compañía. El objeto social hace referencia a la actividad realizada por una empresa, es decir, el fin para el cual se creó dicho negocio. Aunque parezca un concepto obvio, es fundamental definirlo con precisión porque de ello depende, por ejemplo, el éxito de su inscripción en el Registro Mercantil. Además, el objeto social de una empresa también puede vincular sus obligaciones tributarias: impuestos a pagar, formalidades a cumplimentar, normas contables a seguir, etc.

Por otro lado, los objetivos sociales están vinculados a las acciones sociales de Responsabilidad Social Corporativa, enfocadas a mejorar el entorno en el que vivimos, las condiciones de vida de los empleados y de los consumidores, etc. Algunos de estos objetivos sociales podrían ser, por ejemplo, fundaciones o campañas para fomentar la sostenibilidad, fomentar una justa distribución de la riqueza, mejorar el entorno de trabajo, entre otros.

¿Qué es y cómo definir los objetivos estratégicos de una empresa?: ejemplos prácticos

Para que los objetivos empresariales cumplan con su cometido, es necesario tener en cuenta algunos requisitos primordiales a la hora de definirlos. Aunque existen distintas formas de hacerlo, te mostramos algunas características básicas.

Determina objetivos cuantificables.

Definir un objetivo tangible es fundamental para comprobar su cumplimiento a lo largo del tiempo. La meta de disminuir el tiempo en algún proceso determinado, por ejemplo, es muy amplia. Lo ideal sería fijar un objetivo específico y tangible. Por ejemplo, reduciremos en 10% el tiempo de atención a incidencias.

Metas específicas, pero realistas.

Pese a que cuantificar una meta es algo primordial para su evaluación, también es cierto que estas metas deben ser específicas y realistas. Es decir, no se puede pretender aumentar un 15% las ventas (objetivo empresarial), por ejemplo, si no se cuenta con el equipo comercial necesario, ni disminuir el tiempo de gestión de una incidencia si no existe personal suficiente o, por el contrario, si no se cuenta con herramientas de gestión que optimicen dicho proceso. Por eso, además de cuantificar, es fundamental ser realista con los recursos disponibles (técnicos y humanos), además de analizar el punto de partida. Por poner un ejemplo, optimizar el tiempo de gestión de incidencias de 40 minutos a 5 minutos en un mes puede ser una utopía y solo ocasiona frustraciones.

Fijar un plazo.

Para evitar aplazar las metas cada vez que surja algo más urgente, es crucial establecer un lapso para su consecución. Si nuestra meta es reducir en 30% el tiempo de gestión de incidencias, necesitamos establecer una fecha de partida y un plazo tope para evaluar los resultados. Por ejemplo, disminuir en 30% el tiempo de gestión de incidencias en los próximos 9 meses.

Objetivos estratégicos de una empresa

Objetivos a corto plazo de una empresa: por qué son importantes

Al definir los objetivos de una empresa, debemos establecer metas empresariales que sean alcanzables a largo y a corto plazo. Además de permitir ajustar los procesos, las herramientas y recursos necesarios para alcanzar la “meta final”, la definición de objetivos a corto plazo también aporta pequeñas motivaciones a lo largo de nuestra aventura corporativa. Normalmente, los objetivos a corto plazo pueden medirse en el plazo de 3 a 6 meses, mientras que los objetivos a largo plazo tienen en vista un período de tiempo mucho más amplio como, por ejemplo, 2, 5 o 10 años.

Ejemplos de objetivos cuantitativos y cualitativos de una empresa

Los objetivos cualitativos de una empresa hacen referencia a metas que son más complicadas de medir a través de números. Hablamos de objetivos enfocados a mejorar la imagen y el posicionamiento de una marca en el mercado e incluso de forma interna.

En contrapartida, los objetivos cuantitativos son aquellos que pueden ligarse a una cantidad numérica y que pueden medirse en un plazo más corto, en comparación con los anteriores.

¿Cuáles son los objetivos de una empresa? Algunos ejemplos más comunes

Son ejemplos de objetivos cualitativos: el grado de satisfacción de los colaboradores o de los clientes, las metas sociales, la supervivencia del negocio (principalmente en tiempos de crisis) o la imagen a la que se asocia una marca. Una muestra de este concepto sería la asociación de Coca-Cola con la felicidad.

Algunos ejemplos de los objetivos cuantitativos empresariales pueden ser el aumento de beneficios o del número de clientes, la minimización de procesos de producción, la consecución de leads, etc.

Objetivos empresariales: un reto a cumplir

Ahora que ya sabes qué son los objetivos de una empresa, cómo definirlos y cuál es su importancia para el éxito de tu negocio, te invitamos a conocer un poco más sobre la figura del estratega empresarial como actor principal para conseguir todos y cada uno de los retos como parte de los objetivos de una organización empresarial.

 

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