Vivimos en una época de digitalización de procesos, no solo en el entorno laboral utilizando apps para el trabajo diario; también escuchamos música en nuestros dispositivos móviles, las entradas de espectáculos en papel han desaparecido prácticamente y leemos los periódicos en tablets.

Pero… ¿Cómo surge el dinero? Un poco de historia:

El filósofo griego Aristóteles exponía que cada objeto tiene dos usos distintos, uno de ellos es el uso del objeto en sí, para qué sirve, la otra opción es utilizarlo como forma de pago, realizar un intercambio o venderlo para conseguir algo a cambio.

El dinero es una forma de pago, de recibir algo, “tú me das, yo te doy” o lo que es lo mismo: un intercambio. Gracias a la necesidad de intercambiar surge, en las economías más primitivas, el concepto de trueque.

Además del trueque, en el año 9000 a.C. también se utilizaba el grano y el ganado como elemento de cambio. Posteriormente las sociedades y los pueblos siguieron avanzando y comenzaron a utilizar metales preciosos como oro, plata y cobre. El uso de estos metales no resultaba muy práctico sobre todo por el peso de éstos.

Finalmente, en el año 600 a.C. se acuñaron las primeras monedas, concepto y método de pago e intercambio que evolucionó hasta las monedas y billetes que utilizamos hoy en día.

Estos billetes y monedas compiten diariamente con las tarjetas de crédito y con las nuevas tecnologías. Las apps y otros métodos de pago online están cada vez más presentes en nuestro día a día, la digitalización es un hecho en todos los aspectos: laboral, familiar, ocio…

 

¿Supondrá esto el fin del dinero tal y como lo conocemos?

Según un estudio realizado por el Instituto de Coordenadas “estamos lejos de afirmar que el dinero en efectivo ha muerto”. Vale, pero ¿qué pasa en los continentes más desarrollados? Este mismo estudio dicta que en Norteamérica solo un 48% de las transacciones de consumo se realizan en efectivo; y en Europa Occidental, con un 66% de transacciones realizadas en efectivo, encontramos casos muy distintos, por ejemplo, en Reino Unido, Holanda, Suecia, Bélgica o Francia el 60% del total de los pagos se realizan mediante tarjetas o medios online mientras que en Italia o Grecia el 90% de los pagos se realizan en efectivo. En España nos encontramos con un 50% de transacciones realizadas en efectivo y seguramente en muy pocos alcancemos cifras similares a las de nuestros vecinos europeos.

Las aplicaciones móviles y la tarjeta es la forma de pago por excelencia.

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